martes, 24 de junio de 2008

El pensador de Bolívar

por Carlos Vásquez - Zawadzki
cvasquez_z@cable.net.co

El libro, organizado en orden alfabético por el dramaturgo e historiador Carlos José reyes, se puede leer al derecho y al revés y tiene múltiples entradas y salidas, inteligentes y significativas al pensamiento vital, histórico, intuitivo y racional del Libertador.

Son sentencias vibrantes que interrogan, afirman y niegan –un Gustave Flaubert las llamaría ‘axiomas’— de un ciudadano continental y universal, formado en la Ilustración, pero asimismo sujeto de un nuevo proceso político y social que apuntaba y sigue apuntando a la liberación, la autonomía, la dignidad, la paz. En la igualdad, la libertad y la fraternidad; en la justicia social del llamado Nuevo Mundo.

Usted, amable lector o lectora, puede comenzar “El mundo según Bolívar” * por la letra Pp (mayúscula y minúscula) para encontrarnos en nuestro pasado y conocernos en el presente, nombrados por el Libertador. Allí leemos: pacto social, pasión, patria, patriotismo, paz, peligro, persuadir, política, postguerra, posteridad, predicción y principios. Reflexiones que nos conciernen a todos-as en el país y el Continente:

  • El gran día de la América no ha llegado. Hemos expulsado a nuestros opresores, roto las tablas de sus leyes tiránicas y fundado instituciones legítimas: mas todavía nos falta poner el fundamento del pacto social, que debe formar de este mundo una nación de repúblicas (1822).
  • El error o la fuerza de las pasiones no deja acertar a los hombres a tomar el camino correcto (1815).

  • Mi único amor siempre ha sido el de la patria; mi única ambición, su libertad (1828). Para nosotros, la patria es América (1814).

  • A pesar de mi repugnancia por el mando, mi patriotismo es más fuerte que mi repugnancia, y me hace hacer siempre lo que es más difícil y penoso (1822).

  • La paz será mi puerto, mi gloria, mi recompensa, mi esperanza, mi dicha y cuanto es precioso en el mundo (1820).

  • La verdad pura y limpia es el mejor modo de persuadir (1829).

  • Yo creo que la mejor política es ser grande y magnánimo (1822). En política nada vale tanto y cuesta menos como las demostraciones de respeto y consideración (1825).

  • ¿Cómo, después de haber roto todas las trabas de nuestra antigua opresión, podemos hacer la obra maravillosa de evitar que los restos de nuestros duros hierros no se cambien en armas liberticidas) (1819).

  • El que se impone el deber de instruir a la posteridad debe situarse primero fuera de todo influjo, debe desprenderse de toda prevención y dejarse guiar sólo por la severa imparcialidad (1828).

  • Los odios apagados entre las diferentes secciones volverán al galope, como todas las cosas violentas y comprimidas. Cada pensamiento querrá ser soberano, cada mano empuñar el bastón, cada toga la vestirá el más turbulento. Los gritos de sedición sonarán por todas partes (1826).

  • En este siglo de filosofía nadie adquiere gloria o la conserva si no se arregla religiosamente a los principios (1826).

    “El mundo según Simón Bolívar”, selección y prólogo de C. J. Reyes, Icono, Bogotá, 2006, pp. 200.



viernes, 20 de junio de 2008

Alape, ¿una biografía inútil de Tirofijo?


Arturo Alape, riguroso y metódico investigador y narrador de las formas de poder en la Colombia de los siglos XX y comienzos del XXI –sus lenguajes, instituciones, sujetos y acciones- y quien escribiera, como se sabe, “El Bogotazo – memorias del olvido”, publicó en dos volúmenes una biografía inconclusa de Tirofijo.

El primero, “Las vidas de Pedro Antonio Marín – Manuel Marulanda Vélez – Tirofijo, 1989; y el segundo, “Tirofijo: los sueños y las montañas (1964-1984)”, 1994. En estos, la voz del investigador – historiador se hace narrativa y se entreteje a una multiplicidad de voces populares, además de las guerreras. Una de ellas, la de Pedro Antonio Marín: su lenguaje es testimonio de vida, recuerdos desde la Guerra de los mil días hasta su momento, historias de la memoria familiar y colectiva, metáforas y sueños de la geografía colombiana. La ‘biografía del guerrero’ lo propone como un personaje público de determinante y positiva dimensión histórica contemporánea. Ello, hasta 1984.

Pero, más tarde vendría el Caguán. En ese lapso, la zona de despeje se constituiría en el ‘hueco negro’ de las Farc-EP. Un hueco negro, como aquellos que fagocitan estrellas y al parecer galaxias enteras, en el universo de la lucha política y contrainsurgente: tres años y algunos meses de involución, más que revolución de izquierda, que devoraron y desaparecieron las últimas utopías de un posible país de justicia social, en la combinación de todas las formas de lucha.

En primer y último términos, porque el valor y la defensa de la vida no era (y quizás no lo será para las Farc) una propuesta fundamental para construir un nuevo país. Lo que imperó en el discurso y las acciones (de lado y lado, es cierto) fue la razón instrumental: la lógica del Poder, a toda costa. En seguida, porque en la Torre de Babel del Caguán, los representantes de la guerrilla fariana no sólo se limitaron a formular soluciones generales del conflicto social, cuanto no tuvieron un lenguaje conceptual y argumental para una nueva geopolítica de justicia económica y equidad sociocultural.

En palabras de un J. Baudrillard, las conversaciones de paz en el Caguán habrían sido un ‘simulacro’ de formulaciones retóricas conducentes a un supuesto nuevo país.

Los miles de kilómetros del despeje (a contrario de la experiencia de Ríochiquito narrada por Alape, donde “se desarrolló un sistema agrario de enorme interés sociopolítico y que es en esencia la teoría marxista de la no propiedad, particularmente similar con el sistema comunitario del manejo de la tierra propio de las antiguas parcelaciones indígenas con influencia quechua”), no construyeron el espacio, y el tiempo, para de-mostrar un modelo factible –un macrocosmos regional- de nuevas realidades sociopolíticas, económicas y culturales.

Así, el peor enemigo de las FARC –más allá de su violencia destructora de vidas y riquezas materiales, y financiamientos perversos- fue su propio vacío conceptual y argumental, es decir, la afirmación de su lógica guerrerista y razón instrumental y psicótica (su Verdad, dogmática y cerrada), el insustentable e insostenible juego del ‘simulacro’, su insignificancia política y silencio de la palabra inteligente. En fin, su lugar vacío pero violento como organización insurgente. En 44 años de lucha, todo cambió para bien o para mal en el país, para que nada cambiara en las FARC. ¡Un fiasco histórico! ¡Un legado inútil de estulticia!

viernes, 6 de junio de 2008

La Universidad deseada

Carlos Vásquez – Zawadzki


La Universidad del Valle experimentó el 3 de abril pasado una incursión de la Policía Metropolitana, sin que ésta consultara con autoridades civiles ni académicas. Algo similar ha ocurrido recientemente en otras instituciones de educación superior, cuando pequeños grupos se han manifestado violentamente en espacios públicos aledaños a las Universidades. Hoy y mañana, el señor Presidente Uribe Vélez justifica el derecho y la razón de hacer intervenir la policía al ocurrir disturbios en los campos universitarios.

Un fragmento de ‘Carta abierta a la ciudadanía’ del Consejo Académico de la Univalle, dice: “La importancia académica de la Universidad del Valle, medida por sus realizaciones no está en duda: 30.000 estudiantes, de los cuales el 30% está fuera de Cali en las sedes regionales. 188 grupos de investigación, 123 grupos reconocidos por Conciencias, 63 en categoría A. Convenios e intercambios permanentes con diversas universidades en todo el mundo. Premios, becas y distinciones de mérito e idoneidad en todas las áreas del saber y el hacer. Por segundo año consecutivo, segunda Universidad pública del país en cumplimiento de los indicadores oficiales de gestión y calidad. Acreditación institucional en Alta Calidad por el Ministerio de Educación Nacional. Es entonces, por cualquier medida que se tome, una de las más importantes instituciones de educación superior del país en cobertura, calidad y diversidad de sus servicios”.

Es necesario saber que tanto la Universidad del Valle como las instituciones oficiales y privadas de educación superior, condenan la violencia en todas sus formas, “por ser acciones ajenas al ethos universitario y contrarias a una cultura de paz”.

Esta y las demás Universidades sustentan su autonomía consagrada en la ley: gobierno legítima y democráticamente constituido (por elecciones libres, estamentarias), y cuerpos colegiados que toman decisiones por consenso siguiendo planes de desarrollo y acciones académicas. Son concientes de que ciencia, humanismo y producción de conocimientos –fundamentales en la formación de ciudadanos-as y profesionales- “sólo se pueden dar con libertad, pluralismo e independencia”, rindiendo cuentas a la sociedad y al Estado colombianos.

Ahora bien, conflictos y acciones violentas –ver, por ejemplo, Chile, Francia y otras geografías cercanas y lejanas- ocurren y ocurrirán a menudo. En Cali y Bogotá, Santiago y París. Así las cosas: “Ni la perspectiva de los vándalos y violentos ni el autoritarismo, pueden superponerse a los logros y metas de la mayoría”. Ni el autoritarismo policial ni el del ejecutivo.

La ‘Carta abierta a la ciudadanía’ de la Univalle es documento explícito de principios institucionales éticos y conceptos positivos frente a la formación ciudadana y profesional. Escrita en clave de tolerancia, hace inteligible a la vez que inteligente caminos razonables de construcción de un país de equidad –por igualdad de oportunidades a estudiantes de todos los estratos- y paz; como también, un país sociocultural fundamentado en la producción de conocimientos, ello, en un contexto internacional globalizado.

La Universidad colombiana deviene –pese a sus limitaciones presupuestales- investigativa, interdisciplinaria, y menos profesionalizante. Matriz de nuevos sujetos y de tejido social. Esto lo tiene que entender y defender la Presidencia y la Policía de la República. Y dialogarse en un lenguaje de civilidad, conceptual y desarmado.