miércoles, 12 de noviembre de 2008

Preguntas al desgaire (I)

Carlos Vásquez – Zawadzki

Estos interrogantes parten de lecturas en espiral, reflexiones fragmentarias, experiencias de incertidumbre, deseos de saber – nos, silencios en la historia y en el presente, excesos (del poder, del capital, etc.), estulticia y mentira, incivilidad y egoísmo, seriedad y banalidad, carencia de solidaridad y otros valores colectivos e individuales, insatisfacción frente a nuestras realidades sociales construidas en la injusticia, traiciones afectivas e intelectuales, borramientos en el lenguaje, en fin, deseos de encontrar lectores y lectoras, y mejor, complicidades, humor y risa, ganas de sacudir sujetos, cosas y toda esta geopolítica de la intolerancia, la repetición, la monotonía y la muerte. Preguntarse, pues, como voluntad de saber y pulsiones de vida…

¿Será cierto que ‘el país político’ es inviable en Colombia, por falta de proyectos de nación, sólidos y modernos partidos políticos, y más sólida, inteligente y solidaria formación y actuación de las clases política y empresarial, una ética pública y privada a toda prueba, sensibilidad e imaginación más que razón, liderazgo, trabajo en equipo, imaginarios de país y comunicación?

¿Será cierto que el país necesita de un sistema tributario –a largo plazo--, eficiente y equitativo para sostenerlo adecuadamente, con impuestos permanentes a los dueños de la tierra (incluyendo las baldías…), al patrimonio, a las herencias, sin subsidios ni gabelas tributarias, y que este nuevo sistema tributario debería formularlo, tramitarlo y aprobarlo el Congreso en el 2009, beneficiando a todos los colombianos y colombianas en época de crisis financiera mundial?

¿Será cierto que el llamado sueño americano (antropólogos afirman: “esta geografía no es un país; ha sido, es y será un negocio”) es el del capital, la codicia, la razón instrumental, el exclusivo bienestar material, algunas arandelas más y pare de contar?

¿Será cierto que la debacle mundial del sistema capitalista, y mejor, neocapitalista –Wall Street, bancos, gobiernos y Cía Ilimitada-- impide toda credibilidad en la libertad (léase, libertinaje) del mercado y del capitalismo financiero, sin regulaciones ni estatales ni mundiales?

¿Será cierto que interrogantes y respuestas a los problemas históricos del país son más filosóficos y socioculturales que económicos; así por ejemplo: quiénes somos colombianos y colombianas en la diversidad; quiénes desean ser y estar aquí en esta geopolítica del absurdo y del crimen, y para qué; qué proyectos colectivos y particulares nos hacen permanecer juntos; qué matrices institucionales o civiles producen lazos sociales en valores, imaginarios, intersubjetividades y subjetividades, acciones…?

¿Será cierto que, fracasados los proyectos de país realizados por patriarcas y todo tipo de ’falócratas’ –luego de 200 años de Independencia y República, y 50 años de violencia fratricida--, es el turno para las mujeres: su visión de presente y futuro, sus valores (generosidad, honestidad, ternura, solidaridad, comunicación…), su cada vez más sólida formación profesional y excelencia administrativa, su respeto por la vida humana y la Naturaleza?

¿Será cierto que superar la impunidad y sus imaginarios sociales y colectivos (“No creemos en las instituciones de justicia”), es una utopía, un imposible, algo inalcanzable en Colombia a niveles local, regional y nacional?

¿Sera cierto que el país del futuro –colombiano y asimismo latinoamericano-- se pensaría y realizaría desde y a partir de la niñez de hoy, con justicia, equidad, respeto a las diferencias y la vida, en fin, dignidad para los ciudadanos y ciudadanas del futuro?

(…)