Por Carlos
Vásquez – Zawadzki*
“La riqueza y grandiosidad del Nuevo Mundo, además del oro, se
expresaban en términos de encomiendas fabulosas (…). Así, un nuevo señor feudal
creado por la Corona, dominaba sobre el hato humano de los indios que debían
pagarle en frutos, en ganados, en oro, en servicios, el tributo”,
Germán
Arciniegas
Ante la reunión de Jefes de Estado de la
Comunidad Europea, el ponente Presidente del país heredero del nombre del
Libertador comenzó hablando de su subjetividad e identidad en el tiempo del
Continente de los siete colores:
“Aquí
pues yo, descendiente de los que poblaron la América hace cuarenta mil años, he
venido a encontrar a los que la encontraron hace solo quinientos años.
Aquí, pues, nos encontramos
todos. Sabemos lo que somos y es bastante. Nunca tendremos otra cosa”.
Luego, el recitante Presidente se refiere al
Archivo de Indias, afirmándole a los
Jefes de Estado europeos: , en feliz oxímoron:
“Consta –dice- en el Archivo de Indias,
papel sobre papel, recibo sobre recibo y firma sobre firma, que solamente entre
los años 1503 y 1660 llegaron a San Lucas de Barrameda 185 mil kilos de oro y
16 millones de kilos de plata provenientes de América”.
Se pregunta el enunciante Presidente si tal
riqueza se obtuvo mediante ‘saqueo’, ‘expoliación’ o ‘genocidio’. De ninguna
manera, responde ante este altísimo público, aquello sería creerle al
calumniador Bartolomé de las Casas quien se refirió al Encuentro en términos de destrucción de las Indias; o bien, al
ultroso novelista y ensayista Arturo Uslar Pietri, afirmando que el arranque
del alienante y alienado capitalismo y la trascendental y centralista
civilización europea se deben a la inundación de preciosos metales.
Primer
préstamo amigable a Europa
¡No!, dice el
afirmante Presidente.
“Esos 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata deben ser considerados como el primero de muchos otros préstamos amigables de América –léase advertida y futuristamente--, destinados al desarrollo de Europa”.
“Esos 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata deben ser considerados como el primero de muchos otros préstamos amigables de América –léase advertida y futuristamente--, destinados al desarrollo de Europa”.
“Lo
contrario, advierte el Presidente, sería presumir la existencia de crímenes de
guerra, lo que daría derecho no sólo a exigir la devolución inmediata, cuanto
la indemnización por daños y perjuicios”.
Plan
Marshalltesuma
El precisante Presidente,
reflexiona en consecuencia y, en un nuevo oxímoron, fulgente como la Cruz del
Sur, subraya la generosidad del Continente americano de siete colores con el
viejo y guerrerista Continente europeo:
“Tan
fabulosa exportación de capitales no fue más que el inicio de un plan
‘MARSHALTESUMA’, para garantizar la reconstrucción de la bárbara Europa,
arruinada por sus deplorables guerras contra los cultos musulmanes, creadores
del álgebra, la poligamia, el baño cotidiano y otros logros superiores de la
civilización”.
La pregunta siguiente apunta a la
utilización del empréstito: ¿Han hecho los hermanos europeos un uso racional,
responsable o por lo menos productivo de los fondos adelantados por el Fondo
Indoamericano Internacional?
La respuesta lapidaria: NO.
Porque lo dilapidaron en batallas de
Lepanto, armadas invencibles, terceros Reich y múltiple formas de mutuo
exterminio.
¿Qué hacer, qué hacer en el presente?
El futurante
Presidente, sí, Evo Morales, menos—preciado, impedido de sobrevolar los
territorios francés, español, italiano y portugués y secuestrado durante 14
horas en el aeropuerto de Viena (Austria) el pasado 2 de julio, formula
soberanamente la alternativa o solución histórica:
“Nos
limitaremos a exigir la devolución de los metales preciosos adelantados, más el
módico interés del 10 por ciento, acumulado sólo durante los últimos 300 años,
con 200 años de gracia”.
Y finaliza concluyente:
“…sí
exigimos la firma de una , que discipline a los
pueblos deudores del Viejo Continente, y que los obligue a cumplir su
compromiso mediante una pronta privatización o reconversión de Europa, que les
permita entregárnosla entera, como primer pago de la deuda histórica… ”.
Así devendríamos el Continente de todos los
colores, y Europa, americana, a Paz y Salvo con nuestra Historia.
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