Congreso, agonía y renacimiento
Por Carlos Vásquez-Zawadzki
“La confianza es interacción. Uno confía
en las personas con las que interactúa…”, F. Botero
Agonía
Un lugar
común: la imagen negativa –vista así por el 80% de las personas encuestadas en
el país—de los congresistas colombianos.
Ello, porque no se podría
confiar en la clase política, sin clase: por la corrupción y falta de valores;
mediocridad y medianía intelectual; ineptitud: el caso de las inasistencias
ahora castigadas por el Consejo de Estado, etc.; desconocimiento o ignorancia,
y falta de formación para concebir otro país de igualdad y equidad; partidismo
(más allá de la muerte de los partidos) y unidimensionalidad; carencia de
autonomía y dignidad frente al Ejecutivo; ser carne de estulticia; ignorar el
país en el que viven, ellos, su familia, su comunidad…; tener espíritu de
egoísmo y negativismo; obsolescencia incorregible. En fin, actuar como sordos
parlantes.
Un segundo lugar común: la
imposibilidad de que el Congreso –integrado por los venenosos arriba nombrados—
se auto-reforme. Es decir, se transforme vital, ética, futuristamente. Es decir
aún, evolucione y rompa con su propio borramiento y desconfianza, o bien, con
su ‘psicosis crónica’ (cada uno, con su pequeña verdad, ideológica, partidista,
etc.).
Al desnudo, tendrían vocación
de estatuas, sin nunca llegar a ser próceres. Ni mucho menos, ciudadanos de
verdad y de a pie.
Renacimiento
La sociedad civil colombiana
requiere de ciudadanos íntegros que ejerzan la política:
·
Con pensamiento filosófico, crítico y
analítico, y mejor, eco-filosófico. Esto es posible, con conocimientos
transdisciplinarios, modernos (en lo cultural, científico y tecnológico): una
visión de desarrollo sostenible que apunte a justicia, equidad y paz sociales.
·
Constructores, individual y
colectivamente de un imaginario, un Relato de país: una geopolítica de
interrogantes en la que quepamos todos, en nuestras diferencias. Porque la
Constitución es matriz de identidades e igualdades ciudadanas.
·
Con formación de ciudadanos
legisladores, de visión universalista.
·
De imaginación/ creatividad e
innovación. Por ejemplo, alternativos frente al narco-tráfico: al proponer la
compra internacional de la hoja de coca y la legalización de ese
estupefaciente.
·
Polémicos (de polemos, palabra), argumentativos, adultos, para ponerse en el
lugar del Otro y sus razones, aceptando sus diferencias y construyendo
coincidencias.
·
Permaneciendo en el Congreso máximo
dos períodos, siempre y cuando en el segundo cuatrienio sea valorado
positivamente sobre 100 puntos, según una Escala propuesta y exigida por la
sociedad civil.
·
Percibiendo el mismo salario durante
los cuatro años de su período. Presentando al inicio y al final su Declaración
de renta.
·
Todo robo (saqueo, contrato malsano e
incumplido, etc.) de recursos públicos, significaría para la clase política su
‘muerte política y ciudadana’, extensiva a tres generaciones de sus respectivas
familias. El destierro y la incomunicación serían castigo ejemplarizante.
·
Concibiendo, proponiendo y
convirtiendo en realidad jurídica (social e histórica) un significativo
proyecto de Ley cada año, bien individual, bien colectivamente, en beneficio de
la sociedad civil y sus regiones.
·
Siendo un buen ciudadano, como
cualquier colombiano.
·
Deviniendo en cada palabra y acto,
futuro de oportunidades y soluciones para todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario