lunes, 14 de julio de 2008

El pensador de Bolívar (II)


Ingresemos una vez más a “El mundo según Bolívar” –del dramaturgo Carlos José Reyes--, por tiempo, tiranía, terrorismo y traición, y leamos en espiral (Vico, Fuentes) el tiempo pasado y presente de nuestras Independencia y República americanas; leamos lo que experimentamos hoy por hoy en nuestra ‘matria’ colombiana:

· Yo espero mucho del tiempo: su inmenso vientre contiene más esperanzas que sucesos pasados; y los prodigios futuros deben ser muy superiores a los pretéritos (1824).

· Aunque la guerra es el compendio de todos los males, la tiranía es el compendio de todas las guerras (1814).

· La fortuna nos ahorra la terrible necesidad de ser terroristas (1820).

· Morillo me fue a encontrar con un escuadrón y yo fui solo, porque la traición es demasiado vil para que entre en el corazón de un grande hombre (1827).

Ahora, más allá de un orden alfabético del libro,* vayamos de una sentencia a otra, de una máxima a otra y, como lo hiciera Montaigne –creador del ensayo, formulado a partir de sí mismo y su situación para conocerse y conocer el mundo— detengámonos en pensamientos bolivarianos que están en nuestra memoria individual y que desearíamos colectiva, a la vez que reflexiva, para las jóvenes generaciones:

· (Autoridad) ¡Qué virtudes es preciso tener para poseer una inmensa autoridad sin abusar de ella! ¿Puede tener interés ningún pueblo en confiarse a un solo hombre? (1804).

· (Aprecio) El aprecio general ha sido siempre mi única ambición (1815).

· (Amistad) La amistad es preferible a la gloria (1827). Yo confío en que la amistad es más fuerte que la fortuna (1827).

· (Amor) El gran poder existe en la fuerza irresistible del amor (1827).

· (Apología) No hay mejor apología que una república libre. El que hace estas cosas siempre es bueno, y yo me he metido a alfarero de repúblicas, oficio de no poco trabajo, pero al mismo tiempo glorioso (1824).

· (Anarquía) La libertad se halla de ordinario enferma de anarquía (1827).

· (Ambición) La ambición es una mancha para la verdadera gloria (1816).

· (Americano) Los malvados no tienen honor ni gratitud, y no saben agradecer, sino temer (1827).

· (Calamidad pública) Nuestras discordias tienen su origen en las dos más copiosas fuentes de calamidad pública: la ignorancia y la debilidad (1815).

· (Ceguera) Nuestra empresa ha sido a tientas, porque éramos ciegos; los golpes nos han abierto los ojos (1815).


*”El mundo según Bolívar”, selección y prólogo de Carlos José Reyes, Icono, Bogotá, 2006, pp.200.

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