martes, 2 de septiembre de 2008

FestiArmenia de la Palabra, 2008

Carlos Vásquez - Zawadzki

Un proceso sociocultural importante se ha abierto en Armenia desde el 2007, para el país e Iberoamérica: un nuevo y alternativo espacio simbólico para el encuentro de sujetos y voces plurales: escritores y habitantes de la ciudad capital cafetera.

Un proceso – convite: banquete del saber y del sabor en el que la convidada es la palabra: lúdica, pero asimismo sensible, inteligente, analítica, crítica… En fin, liberadora y creativa en su dialogicidad de nuevas realidades y mundos.

El Festival de la Palabra buscaría devenir creativo o productivo de capital simbólico, al tiempo que formativo de ciudadanía participativa. Al respecto propone: “Como señaló Marcel Proust, no hay un público que esté esperando ansiosamente lo nuevo, ya que lo nuevo por definición, es desconocido. Nadie espera lo que no sabe que existe. Proust decía que los cuartetos últimos y más radicales de Beethoven no esperaron a que se creara un público para ellos sino que fueron los mismos cuartetos los que poco a poco crearon ese público”.

Al convite, en este 2008, fueron invitados el boliviano y novelista Juan Claudio lechín –y su visión integradora latinoamericana. El chileno Luis Arias Manzo --y su liderazgo del Movimiento de Poetas del Mundo. El costarricense y narrador Rodolfo Arias Formoso –y sus experiencias y conocimientos históricos del Caribe. El también costarricense Luis Chaves –y su escritura poética reconocida en España y América. El poeta maya-k’iché, guatemalteco, Humberto Ak’abal –y su perspectiva etno y pluricultural. La joven narradora ecuatoriana Solange ‘Losange’ Rodríguez –y su práctica pedagógica alternativa para los jóvenes. La docente universitaria, escritora, productora de t.v., editora, crítica literaria y cronista venezolana Marisela Gonzalo Cordero-Febres –y su fundamentación en el goce de la lectura y la palabra para las nuevas generaciones…

Asimismo narradores, poetas, editores, críticos literarios y docentes colombianos –y su verbo renovador significativo en contextos ibero y latinoamericanos: Juan David Correa, Juan Diego Mejía, Juan Felipe Robledo, Federico Díaz – Granados, Gonzalo Mallarino Flórez, Carlos Orlando Pardo, Octavio Escobar Giraldo, Carlos Vásquez – Zawadzki, Omar García Ramírez, Elías Mejía, coordinados vivencial y memorablemente por la narradora Samaria Márquez Jaramillo, creadora y directora del evento.

La palabra literaria –en sus rupturas significativas contemporáneas, en sus formalizaciones más allá de cánones y géneros establecidos--, dialogó relaciones con el campo discursivo político. Con el de la historia y las historiografías. Con el estatuto de la ficción. Con las pulsiones eróticas y thanáticas, el sentido y el sin sentido de la existencia. Con el campo comunicativo y periodístico. Con los sujetos urbanos. Con las prácticas pedagógicas y la lectura.

Los escritores-as narraron la génesis de su trabajo creativo, los procesos de elaboración de sus obras, la recepción de las mismas. Y leyeron, leyeron, leyeron páginas de su puño y letra, encontrándose con diferentes tipos de receptores y públicos. Entre estos los universitarios y escolares, porque en el placer y goce del convite participaron la Universidad del Quindío y un número importante de escuelas oficiales y privadas.

Símbolos y simbologías provienen de ‘sumballein’, escribimos recientemente: “poner juntos, precisamente aquello que posibilitaría relacionar, establecer puentes –afectivos e intelectivos- de ida y vuelta por la cotidianidad y el tiempo y el espacio, en fin, producir lazos sociales. Simbolizar, como pulsión de vida, en el contexto de nuestra problemática histórica colombiana y conflictos, frente y en contra de pulsiones thanáticas y destructivas de los proteiformes actores de la violencia y guerra en nuestra geopolítica regional y nacional. Simbolizar para crear subjetividades e intersubjetividades, el ‘yo’ y el ‘nosotros’, la sociedad civil”.

En esta perspectiva, el Festival de la Palabra de Armenia –como proceso y realización socioculturales—se propone como matriz precisamente productiva y socializadora de capital simbólico, de lazos sociales y nuevas subjetividades e intersubjetividades. Desde la geopolítica del eje cafetero, como alternativa real de comunicación y paz en el presente colombiano e iberoamericano.

1 comentario:

Andrés Torres Guerrero dijo...

Que importante que este tipo de espacios literarios se "repliquen" en diferentes momentos y territorios de esta Colombia, tan amargamente sacudida por el hambre, la pobreza, la corrupción, la guerra, la desesperanza... se necesita que la palabra poética y creadora alimente con su saber y su sabor las conciencias de los pueblos y los hombres... en esta Colombia que tristemente se solaza en el hecatómbico légamo de crímenes y mentiras, es urgente que la palabra nos permita soñar con un futuro más digno para todos y , sobre todo, para los hombres que vendrán.