jueves, 22 de mayo de 2008

El laberinto del incesto en Colombia


Carlos Vásquez – Zawadzki



La violación del tabú del incesto sigue tocando
la fibra sensible de nuestra sociedad,
Laura Castaño

Historiadores y antropólogos afirman que la historia humana evitaría el incesto a lo largo de las civilizaciones. Y como prohibición universal, atravesaría las culturas de todas las épocas.
Algunas hipótesis explicarían este tabú. Por ejemplo, la biológica, según la cual el incesto “haría aflorar alelos recesivos que podrían resultar fatales desde el punto de vista genético cuando se dieran juntos en un mismo individuo”. Existen además las hipótesis psicoanalítica, relacionando parricidio e incesto desde la prehistoria; la económica, afirmando que la exogamia favorecería vínculos extrafamiliares y reparto del trabajo comunitario; y la hipótesis de la familiaridad: sujetos que crecen juntos generarían una aversión en cuanto su posible apareamiento.
Osman et al., nos recuerda M. I. Castillo (1), definen el incesto como “la relación sexual entre parientes cercanamente relacionados, ejemplo entre niño y padre o tío, entre hermanos o más ampliamente entre padrastro o hermanastro”.
Y en el Código Penal Colombiano: “Incesto. El que realice acceso carnal u otro acto sexual con un ascendiente, descendiente, adoptante o adoptivo o con un hermano o hermana, incurrirá en prisión de uno (1) a cuatro (4) años”.
En Colombia, el incesto se presenta como un problema social y cultural de grandes dimensiones, sin que todavía reconozcamos o aprehendamos ni su gravedad ni sus consecuencias a presente y futuro.
Ello, en tanto “práctica destructiva física, sexual y psicológica, que deja secuelas graves en sus víctimas”, como lo advierte Castillo Amézquita.
Las cifras: en el año 2005, por ejemplo, entre 18.474 dictámenes sexológicos, se clasificaron como incesto el 18.77%, es decir, 3.468. Un promedio de diez incestos diarios en las ciudades del país…
“El grupo más vulnerable fue el de los menores de edad y más del 70% de los casos se concentra en los grupos de 5 a 9 y de 10 a 14 años”. Adicionalmente: “el 88% de las víctimas son de sexo femenino”.
¿Quiénes son los agresores, transgresores del tabú del incesto? En la Colombia urbana, el padrastro o el padre, en el 80.4%. ¡Determinantes? La cultura del machismo y prepotencia del varón respecto de la mujer; la permisividad de las madres; la pseudoparentalidad; las familias con padres denominados periféricos, etc.
Quizás lo más grave y aberrante, la circularidad de la práctica. “Se puede decir, afirman los estudiosos colombianos, que el incesto pasa de generación en generación”.

(1) M. I. Castillo A., “El incesto, más allá de lo social” – Instituto Nal. de Medicina Legal y Ciencias Forenses.

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